DATOS
BANDA: MORGENGRUSS ÁLBUM: "Morgengruss" // CD AÑO: 2016 Web de la banda: Bandcamp Realizada por / by Tania. Volver a la sección

Cuando nos evadimos del mundo terrenal y surcamos tempestades de nubes grises, con miles de soles que ciegan junto a lluvias inesperadas, todo esto significa el avance a otro nivel de la consciencia. Saber nadar entre océanos sordos de ondas expansivas provocadas por un cuerpo que no siente nada. Sentimiento nulo de sentimientos. El canto influye en la mente, adormecidos se quedan los pies ante el baile eterno. Un camino espiritual que lleva a parajes insospechados, a la soledad y a tú alma. El alma y la muerte. La esencia de la perdición combinada con el significado del nacimiento de un pequeño tras pies detrás de otro, como si las palabras surgieran sin coherencia ni colores. Antes era todo en blanco y negro; ahora todo explota, todo se llena de luz. Como si el mundo, como si la habitación que rodea al hombre se tabalease y nada perturbase el momento de plasmar líneas, miles de líneas en la piel, con tinta de infinitos colores, con formas de diversos tamaños. ¡Ha llegado el momento de saltar y volar! Así sin más, sin pensarlo ni quererlo, al igual que el corazón late, así, de esa misma manera deberíamos soltar la energía de los pies hasta las nubes, o de la cabeza hacía el recoveco más pequeño de los pliegues de la ropa con olor a perfume de libertad.

Mientras escucho medio en penumbras de un día nublado y poco lluvioso pienso en la necesidad de seguir escribiendo, porque algo me dice que siga y no pare, que acelere y deje fluir la locura. La voz habla y calla, habla por los codos, como se suele decir, una expresión que si se llevase a lo literal sería curioso de ver. Codos con bocas y que no dejan de hablar, como la abuela que habla y cotorrea y no calla ni debajo del agua. ¡¿Ves?! Otra vez. MORGENGRUSS, MORGENGRUSS… relaja mi cerebro. Hace que el ruido de la gran ciudad no rompa el cristal de mi ventana y sea capaz de aniquilarme. Dibuja burbujas, pinta amapolas de color carmín en mis ojos. He empezado hablando desde otra perspectiva, como si no fuese yo, como si sólo explicara el relato de alguien que busca y encuentra. De un hombre, mujer, niño. De un ser que explora subsuelos y niveles atmosféricos. He acabado hablando en primera persona. Sin darme cuenta he recorrido los niveles de mi consciencia al son del sonido de MORGENGRUSS. Siempre veré la memoria como cajones de madera de una habitación duplicada con un aire que experimenta en su interior la vida al completo, llevando consigo misma el placer de leer. Así es este proyecto italiano.

A veces no es necesario describir el trabajo de un músico como si te jugarás la reputación. Como si estuvieras obligado a sumar dos más dos y siempre, siempre, siempre, haya que poner el resultado idóneo: Un cuatro. ¿Por qué un cuatro? Quiero decir, porqué la necesidad de desentrañar el género, “la guitarra con cuerdas que vibran al toque de los dedos”, la voz, la batería, el bajo o el cable que se conecta a un amplificador que tiene más protagonismo su marca que la persona. ¿Es tan difícil dejar todo eso de lado, y sentir? Sentir, vivir, nacer y morir en un pequeño fragmento de una canción. Todo es muy sencillo si escuchas con atención la música. Ella, libre y llana. Todos estos párrafos es MORGENGRUSS.